llevados no sé por qué hálito divino,
enlazan las palabras unas con otras
en imágenes imposibles y livianas,
en leves rumores y en aromas,
embadurnadas en aceite de Babia
y cierta magia.
Lo siento,
pero es como si, en lugar de escuchar
atentamente una voz, al leerles,
de sentirla detrás de mis ojos,
profunda en el pecho y en mi nombre,
alguien tarareara una leve cancioncilla.
Solamente eso, un rumor...